martes, 25 de septiembre de 2012

“Estoy seguro que la mayoría de los que estamos acá, estábamos convencidos de que no estábamos capacitados para estudiar”, Rodolfo, estudiante del FinEs.


Los estudiantes de una de las cinco comisiones que se formaron en la sede Centro Cultural “Esperanza de Vida” en la localidad de Adrogué, Partido de Almirante Brown, donde está Redolinda también nos dieron su opinión sobre el FinEs y, a su vez, sobre los cambios que originó en ellos, las transformaciones en las formas de pensar, los intercambios de ideas, las distintas posturas políticas, económicas y culturales de cada uno dentro del grupo y los sentimientos avivados con el retorno a la educación hacen ver a las personas que todavía es posible soñar.
En este sentido, es necesario y obligatorio explicar cómo llegamos a esta comisión y no a otra, por qué fue en ésta sede y no en otra del mismo distrito o de una localidad diferente. ¿La razón? Tiene un nombre y apellido: Rodolfo Días Velez, quien tuvo la imaginación y creatividad para escribir un poema sobre el FinEs y los sentimientos que afloraron con la nueva posibilidad de terminar sus estudios secundarios por medio de este Plan. Se titula “Un largo verano” y se ha publicado en diferentes espacios Web, posiblemente llegue a la Presidenta, si es que aún no está en sus manos, y generó sensaciones muy profundas en todos los que tuvieron la oportunidad de oírlo recitado por su propio autor, en aquél encuentro en Esteban Echeverría.


Según Rodolfo, la característica que comparten todos los que estudian ahí y el compromiso puesto en eso es fundamental. “Todos pasamos por las mismas cosas de no haber podido estudiar, las mismas frustraciones y a lo mejor, los chicos del secundario van más obligados, sin el compromiso que tenemos nosotros porque nosotros venimos porque queremos, no porque nadie nos manda. Entonces se dan grupos muy lindos, se dan grupos de amigos y la verdad que acá hemos armado un grupo interesante.” Ante la atenta mirada de sus compañeros, aclara rápidamente que “como en todo grupo hay diferencias, discusiones y divergencias porque también somos personas grandes, que ya estamos duras y nos cuesta de entrada adaptarnos y después de un tiempo se van encarrilando las cosas y todos logramos tirar para adelante. Creo que nos une esa afinidad por terminar.”

Otra estudiante explica que “es algo importante porque yo, como mamá, todos los días no podría ir al secundario. Siempre quise ir y el echo de que uno tiene la casa, más los hijos y todo, esto para mí es muy importante.”
Dolores, una estudiante que a su vez es referente en otra sede, es categórica al expresar sus palabras y sus sentimientos: “No es solamente un título secundario, esto es la dignidad, la integración y el dar. Entender y comprender eso es mucho más profundo; yo amo FinEs, porque a mi me hizo entender y comprender cuál era mi real misión en la vida.”
El compromiso y el esfuerzo para aprovechar esta oportunidad única hace reflotar las ganas y la voluntad: “soy manzanera y hace 15 años que estoy haciendo de trabajadora social, a mis vecinos los he mandado para acá, para que terminaran la secundaria, ‘no, porque soy grande’ o por esto o lo otro; y, no, ‘tenés tiempo, si tenés ganas, hacelo, yo lo estoy haciendo con sacrificio y todo’, estoy trabajando de noche, y vine sin dormir y vengo a estudiar, porque me interesa, quiero progresar y quiero hacer lo que no pude hacer cuando era joven.”
Un compañero, que además es cooperativista, comprende que la educación fue un derecho poco tenido en cuenta en los ’90, y agrega que “desde la época en que entró Néstor es como que empezó a levantar, a surgir la posibilidad de la educación popular. La gente misma es como que se incentivó y sería bueno que de acá mismo, del FinEs, saquen profesores, saquen gente con buenas ideas y buenos logros a nivel nacional.” Siguiendo esta lógica de pensamiento, se podría decir que él, junto con todos los que se lo plantean, va por ese camino. La formación como herramienta para la liberación, la conciencia crítica, la sabiduría y la experiencia de vida, como pilares de una sociedad acorde con un modelo nacional y con eje en el pueblo. Con la expresión pública de sus principios, de los objetivos que persigue, ya está enseñando. De eso se trata la educación popular, de formar a la vez que ser formado, de enseñar y aprender como un mismo mecanismo en la construcción del conocimiento.
Pero el FinEs logra algo que es muy difícil: “todo es una gran red” concluye Rodolfo ante el relato de las cosas que se producen en la institución. “Ellas son 2 hermanas, y el caso nuestro que ella es mi señora. Nos casamos muy jóvenes, ella tenia 16 años y yo la hice abandonar en 4to año. (…)Así como se dan de padre e hijo, ella empezó a venir con la mamá que después por cuestiones personales no pudo terminar. Acá tenemos un caso de un nieto con el abuelo que venia con nosotros de día y después se juntaron a la noche” enunció Rodolfo, a la par de una compañera que continúa diciendo que “ella tiene a la hija en el otro grupo y yo tengo a la hija de ella. Yo la incentivé a que terminara el secundario para que tuviera el título (…), la referente tiene a la hija estudiando acá” y esa es la gran red de la que hablan.
Cada historia es única; cada anécdota, cada explicación y cada experiencia es singular; es de uno, es difícil, dolorosa, esforzada, feliz, triste, etc. pero es de uno. No es ni mejor ni peor. Es única, y en cuanto tal, hay que entenderla, porque cada uno trae su pasado, abre sus puertas al otro y estudia en grupo. Y las ganas y la necesidad de incluir todas las voces en esta nota reflejan eso, que cada uno pasó por muchas experiencias en la vida y que ellas no pueden excluirse de la formación personal.
Rodolfo busca entender lo que sucede en ellos y así lo dice: “Lo que arranca con un simple formulismo de decir, ‘bueno termino con el secundario, tengo el título, me di el gusto’, después la realidad te indica que es otra cosa, que hay relación, que hacés amigos, que te enojás, que te peleas, que discutís, porque todo esto es así, es parte de la vida misma. (…) cuando vinimos acá nos encontramos con algo que tiene que ver más con la comprensión, con el entendimiento, con razonar, con dialogar, con participar, entonces antes sumabas conocimientos memorísticos y si no te quedaba eso, no servías, y ahora no es cuestión de memorizar, sino de entender.”
Y en la tarea de la comprensión, la ayuda se encuentra donde menos se la espera. A veces se invierten roles, el hijo explica a los padres, el nieto a los abuelos o los estudiantes al docente; los de mayor experiencia ayudan con Historia o Derechos Humanos, mientras que los más chicos, colaboran con Inglés o Informática, materias más relacionado con los tiempos actuales.
Una estudiante dice que “es lo que me pasaba a mí en el cuatrimestre anterior con mi hija, que yo estaba cursando a parte de acá, estaba haciendo el primer cuatrimestre porque no lo había hecho acá. Y con Historia, estaba buscando información, y mi hija me dijo: ‘yo tengo eso’, y me daba ella información y compartíamos lo que ella estaba estudiando y lo que yo estaba estudiando también. Estábamos estudiando los dos lo mismo y es muy lindo eso.” Otra se suma: “a mi me pasó con química, mi hijo es el que me enseñó porque la verdad que yo no entendía nada, de tantos años que terminé la primaria.”
Incluso el profesor, que no podía quedar afuera de la charla, siguió los ejemplos de su madre, que de grande logró retomar sus estudios: “Mi caso particular, yo estudié en la UBA en el año 2002, 2003 Ciencias Políticas. Por razones políticas y económicas tuve que abandonarlo y salir a trabajar. Me había desinteresado todo estudio, no quería saber nada, y fue por mi madre que ella arrancó 2 años después, aproximadamente, profesorado de Matemáticas. Mi mamá tiene 57 años y se recibió. Viéndola a ella yo empecé a estudiar nuevamente, es fundamental ese ejemplo, para mi fue un impulso increíble.”
La profesora de informática, que había llegado para iniciar su clase, se encontró con la conversación y fue invitada a participar, a lo que expresó que “en FinEs me avisaron que había un cargo de una comisión para tomar, y que tenía que tomar 2 colectivos para llegar. Al principio dije ‘bueno, dos colectivos, no sé donde me estoy metiendo’, pero cuando empecé a conocer el grupo de chicos me motivó y la verdad que dije, vale la pena. A parte el entusiasmo que ponen todos, es lo que uno como docente espera del estudiante.”
DE ESTUDIANTE A REFERENTE EDUCATIVO EN UN SOLO PASO
Gracias a los sentimientos que el FinEs despertó, la convicción de querer ayudar al prójimo, de buscar la mejor forma de progresar en comunidad, de forma crítica y conciente, hizo que sus palabras lograran resumir gran parte de los objetivos que persigue el FinEs: despertar conciencias, trabajar la creatividad y construir una comunidad de lazos. Por eso, ellas son reproducidas tal cual las expresó. Parecía que, si se sacaran del contexto, quedarían sin fuerzas sus principales ideas y sueños; que fragmentarla era desperdiciar la fortaleza de sus palabras, pero sobre todo de la práctica a la que llevan esos mensajes. Porque si la práctica no es parte de la teoría, el pueblo nunca será libre de aquellos que elijen los caminos que transita el país.
Así arranca el relato de Dolores: “Yo primero empecé como estudiante, cuando me enamoré de FinEs. Cuando entendí, yo tenía un lugar, entonces, cuando empecé como estudiante pude entender y comprender como estudiante lo que era este programa. Entonces, cuando comprendí lo que yo estaba viviendo quise que otras tantas personas lo pudieran hacer también, hoy tengo 50 estudiantes.
A mi me pasó algo muy lindo: Los mismos estudiantes (yo tengo una sede en la cual hubo que poner piso y ayudarla a mejorar y soy sola), entre los chicos, se terminó con el piso y pintaron en las vacaciones. Son ellos mismos porque ese espacio ya lo sienten de ellos. El otro día me decía una señora de 40 y pico, me dijo: ‘¿qué voy a hacer cuando esto se termine?’ y me lo decía porque eran esas 4 horas, dos veces por semana; es su mundo y se reencontró con un montón de sueños que creía que ella jamás iba a volver a tener, entonces me decía ‘¿qué hago?’ ‘vas a dar lo que estás recibiendo, o sea, de eso se trata, de ir dando lo que uno va recibiendo.’ Entonces todo lo que uno vive como estudiante, seguí capacitándote para que otros lleguen después de vos y lo puedan recibir de la misma manera. No es solamente un título secundario, esto es la dignidad, la integración y el dar. Entender y comprender eso. Es mucho más profundo, yo amo FinEs porque a mi me hizo entender y comprender cuál era mi real misión en la vida. No es solamente un estudio, es mucho más profundo, tiene que ver con el otro, tiene que ver con el crecimiento y el desarrollo de la verdadera humanidad. Por eso es tan genial, por ejemplo, quieren hacer cosas porque se sienten tan bien en los espacio, que desarrollan otras actividades; por ejemplo, yo tengo una profesora de gimnasia que está haciendo FinEs, entonces ella decía ‘¿cómo puedo dar algo más?’ viene a dar clases de gimnasia gratuita, y tengo una que viene a enseñar telar, entonces esto es eso, todos en movimiento.
Ante la pregunta de si hubiera logrado terminar el secundario ella opinó diferente a sus compañeros. La mayoría explicó que ya lo había intentado, y no solo una vez, pero nunca había podido cumplir con sus días y horarios. Si no tenían con quien dejar el hijo, si no podían retirarse antes del trabajo, si sus jefes no entendían que estudiara, lo único que significaba para ellos es ver, una vez más, frustrados sus anhelos de terminarlo. Ante esto, ella señala que “tal vez haber terminado la secundaria sí, pero la experiencia de un FinEs, JAMÁS”.

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